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Cuando eres futbolista:
La Nueva Generación de la Vinotinto

Todos los días me levanto pensando que si alguna vez seré grande, si voy a poder lograrlo. Todos los días entrenando y entrenando, practicando y practicando ¿Podrán hacerme uno de los mejores? ¿De los grandes? Yo se que en el fútbol no basta solo entrenar y practicar. Hay que saber lo que estás haciendo, tener concentración, entusiasmo, metas y sobre todo: jugar con pasión.
Mi nombre es Andrés Sánchez y está es la historia de cómo me volví uno de los mejores futbolistas de la Vinotinto.

Recuerdo la primera vez que vi un partido de fútbol. Estaba tirado en mueble de mi casa bien aburrido cuando decidí prender la tele.
Busqué el control debajo del cojín favorito de mi mamá y presioné el botón para ver la guía. Di un vistazo rápido en la pantalla, todos los programas infantiles que estaban pasando eran aburridos.
> -pensé Finalmente opté por buscar más arriba de la guía y ahí fue cuando vi que estaba pasando un partido de fútbol. Lo puse, estaba jugando la Vinotinto. Nunca en mi vida me había imaginado que él fútbol pudiera ser tan interesante. Salí corriendo a la cocina al terminar el partido, y encontré a mi padre sentado en la mesa.
-Papá, me gustaría meterme en fútbol –le dije-.
-¿Tú? Andrés no llegarías a ningún lado. Eres muy flacucho y flojo –me contestó-.
-Pero si me esfuerzo si podría –le insistí-.
-No. Además tienes sólo 12 años –me dijo-.
Salí de la cocina disgustado. 12 años no era poco. Corrí al cuarto de mi mamá y le conté que quería jugar fútbol y ella dijo que sí.
Desde ese momento empecé a jugar fútbol.
Entrené todos los días y me esforcé al máximo. A pesar de que no tuviera la aprobación de mi papá igual lo hacía. En el equipo hice amigos nuevos: José López, Javier García y Luis Gomes.
Nuestro grupo era inseparable y lo sigue siendo ahora que tenemos 25 años. Los primeros dos años que jugué futbol me fue muy mal. Casi siempre perdíamos por errores tontos. Un día estaba sentado mientras esperaba a mi mamá después del entrenamiento. El entrenador se me acercó y me dijo unas palabras que jamás olvidaré:
-Eres bueno Andrés, lo que necesitas es entrenar todos los días pensando que algún día serás de la Vinotinto y representaras con orgullo a Venezuela. Así que piénsalo ¿Quieres ser uno de los mejores? ¿O uno del montón?
Esas palabras me llegaron al corazón y desde ese momento empecé a esforzarme más y más. El entrenador tenía razón, lo que necesitaba era inspiración y él me la había dado.
También recuerdo la primera vez que gané mi primer partido, mi primera medalla y mi primer trofeo que orgullosamente tengo colgado en mi repisa. También recuerdo cuando mi padre intentó sacarme de fútbol y cuando me iba a mudar a España por un año. Esa noche lloré mucho pero uno de mis amigos convenció a mi mamá para que me mudara con él durante ese año y mi mamá dijo que sí.
Hoy en día estoy en el partido más importante de mi vida. Logré mi meta. Ahora soy un Vinotinto pero lo mejor es que estoy con mis mejores amigos cumpliendo mi sueño. Estoy parado frente a la arquería, con el balón en mis pies. Mi equipo está empatado con el equipo oponente. Solo falta un gol para ganar. Solo 5 segundos para que acabe el juego. Escucho desde las gradas la multitud gritando mi nombre. Todo pasa en cámara lenta y todos los recuerdos aparecen en mi cabeza. El entrenador que siempre me apoyo, mi padre que dijo que no llegaría a nada y mi mamá que me dejo perseguir mi sueños.
Di una fuerte patada al balón y este se disparó y golpeo la red de la arquería. Todos gritaron y el tiempo se acabo. ¡Habíamos ganado! Mis compañeros se abalanzaron hacia mí celebrando el triunfo y en ese momento pensé:
>
Fin.
Nombre: Rebecca Woodberry
Edad: 12 años
Grado: 6to